En la primera entrega quería mostrar un juego de la infancia, como un trompo viejo en el cual le cambie la punta metálica por un esfero. Así al jugar con este objeto, la misma energía del cuerpo era la que generaba el circuito que creaba hacer un dibujo dentro de un juego. Lo que me pareció interesante de esto era que remitía a todos a volver a la infancia y a divertirse, pero dentro del mismo juego había un factor artístico importantísimo y me gustaba mucho lo sutil del el trazo que dejaba el mismo trompo con la punta de esfero.

Me inspire en eso mismo para las ideas de la entrega final. En donde el niño juega un papel importante y quiero llevar al adulto a vivir la experiencia que tiene el niño. Por eso pensé en hacer un objeto a gran escala donde el adulto se sintiera como el niño y sintiera sus dificultades pero a la vez su diversión.